domingo, 3 de julio de 2016

Sentido Común. Donde está?

El sentido común, demanda ciudadana.  Editorial El Mercurio  -  03-Julio-2016

¿Se tornará habitual la concurrencia de imputados al Congreso para cuestionar la acción de los órganos investigadores y de las policías?

   
Si bien se ha vuelto un tópico hablar de la necesidad de un "relato" que vuelva a "encantar" a la gente con la política, tal vez sea urgente algo más modesto: recuperar la capacidad de las dirigencias para sintonizar con el sentido común de las personas, la sensibilidad para entender sus inquietudes y ofrecer un horizonte de estabilidad en momentos de incertidumbre. Es ese sentido común el que aparece desafiado cuando, por ejemplo, el movimiento estudiantil hace de las tomas su herramienta habitual, cual si el hecho de enarbolar ciertas demandas tornara legítima la ocupación de locales y el atropello del derecho de sus compañeros a la educación. Por eso, los mismos ciudadanos que manifiestan simpatía ante el reclamo por mejorar la calidad de la enseñanza perciben cómo tales acciones la imposibilitan. Tampoco escapa a su observación el despropósito tras la pretensión estudiantil de imponer, por esa vía violenta, pautas a sus propios establecimientos y a toda la sociedad.

Ciertamente repugna también al sentido común el mal uso de las instituciones. Proverbial ejemplo han dado integrantes de la comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, al invitar a exponer a uno de los imputados por el más grave de los crímenes ocurridos en La Araucanía, el asesinato del matrimonio Luchsinger. Bajo el pretexto de indagar alegaciones de supuesto maltrato, la actuación de los congresistas vulnera disposiciones constitucionales que resguardan la independencia de los poderes del Estado y prohíben de modo expreso a otras autoridades avocarse causas pendientes. Grave -y contrastante con el celo judicial respecto de involucrados en otros hechos de indudable menor entidad- es que, ante esa presión, una jueza de garantía haya accedido a suspender por tres días la medida cautelar impuesta al sujeto y autorizado su viaje a Valparaíso sin resguardo alguno. No es la primera vez que parlamentarios incurren en este tipo de conductas, mas nunca se había llegado al extremo aberrante de la situación actual. ¿Será este un nuevo estándar? ¿Se tornará habitual la concurrencia de imputados al Congreso para cuestionar la acción de los órganos investigadores y de las policías?

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