sábado, 28 de febrero de 2015

Latinoamérica y el "fin del capitalismo" - Andrés Openheimer

Lo más triste de las declaraciones del Presidente saliente de Uruguay, José Mujica, sugiriendo que el capitalismo mundial está agonizando, no es que lo haya dicho en momentos en que la bolsa de Nueva York alcanzaba su récord histórico, sino el hecho de que se trate de una idea que está siendo repetida constantemente por varios presidentes latinoamericanos como si se tratara de una verdad incuestionable.

Casi no pasa un día sin que el Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y sus colegas de Argentina, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y otros países no proclamen -algunos más explícitamente que otros- el "fin del capitalismo". El ex gobernante cubano Fidel Castro viene anunciando la inminente muerte del capitalismo desde principios de la década de 1960.

Mujica, que termina su mandato este domingo, fue citado por la agencia de noticias oficial cubana Prensa Latina el 22 de febrero diciendo, en una entrevista al diario mexicano La Jornada, que el capitalismo "está agotado". En rigor, la cita textual de Mujica al periódico decía que el capitalismo "parece haber dado todo de sí" y que "lo lógico es que sea reemplazado por el socialismo democrático".

El problema es que, aunque no hay duda de que el capitalismo tiene sus defectos, muchos presidentes latinoamericanos están sentados de brazos cruzados esperando su muerte. Mientras tanto, China, India, Vietnam y varios países asiáticos vienen creciendo y reduciendo la pobreza a pasos agigantados desde que empezaron a apostarle al capitalismo en la década de 1980.

Quizás alguien debería regalarle a varios presidentes latinoamericanos una copia enmarcada de un reciente artículo sobre el valor de mercado de Apple. Lo deberían colgar en sus despachos presidenciales, para empezar a entender lo que está pasando en el mundo.

Apple alcanzó un valor récord de US$ 710.000 millones el 10 de febrero. Para ponerlo en perspectiva, Apple vale más que todo el producto bruto interno de Argentina (US$ 610.000 millones), Venezuela (US$ 483.000 millones), Colombia (US$ 378.000 millones), Chile (US$ 277.000 millones) o Perú (US$ 203.000 millones), según cifras del Banco Mundial.

Los presidentes de Ecuador, Uruguay y Bolivia deberían ser los primeros en tomar nota. Apple vale siete veces más que toda la economía de Ecuador (US$ 94.000 millones), doce veces más que la de Uruguay (US$ 55.000 millones), y veintitrés veces más que la de Bolivia (US$ 30.000 millones).

Si estos datos no alcanzan para convencer a varios presidentes latinoamericanos de que estamos viviendo en un nuevo mundo, en que los avances tecnológicos se cotizan cada vez más y las exportaciones de las materias primas latinoamericanas cada vez menos, hay varios otros ejemplos en las noticias recientes que son igualmente ilustrativos.

Uber, una empresa fundada hace cuatro años que creó una aplicación para teléfonos inteligentes conectada a un servicio de taxis particulares, ha alcanzado un valor de mercado de US$ 41.200 millones. Esto equivale a más que el total de las exportaciones de petróleo anuales de México.

WhatsApp, la aplicación de mensajería instantánea para teléfonos inteligentes iniciada por dos jóvenes de veintitantos años, fue vendida el año pasado por US$ 19.000 millones. Eso es casi veinte veces el valor total de las exportaciones de vino de Chile.

Lamentablemente, mientras siguen esperando el fin del capitalismo, varios países latinoamericanos dependen cada vez más de sus exportaciones de materias primas y manufacturas básicas, y no invierten -como los asiáticos- en mejorar la calidad de su educación, la innovación, la ciencia y la tecnología.

Los países latinoamericanos invierten solo un 0,8% de su producto bruto en investigación y desarrollo de nuevos productos, en comparación con el promedio mundial de 2,1%, según datos del Banco Mundial. Lo que es más triste aún: los países latinoamericanos han aumentado su dependencia de las materias primas, y reducido exportaciones de productos de alta tecnología.

Según cifras citadas el 13 de febrero por la directora de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina (CEPAL), Alicia Bárcena, las exportaciones latinoamericanas de productos de alta tecnología han disminuido de casi 20% de sus exportaciones totales en el 2000 a alrededor de 10% actualmente.

Mi opinión: El capitalismo tiene muchas cosas que pueden y deben mejorarse para hacerlo más ecuánime, pero los presidentes latinoamericanos deberían dejar de hablar babosadas sobre el inexorable fin del sistema y ponerse a trabajar -como los países asiáticos- para hacer a sus países más competitivos en la economía global que tenemos.

En lugar de hablar boberías sobre el "fin del capitalismo", deberían estar hablando sobre la necesidad de mejorar los niveles educativos y la innovación, para exportar productos cada vez más sofisticados.

Sus actuales vaticinios sobre el apocalipsis del capitalismo no hacen más que generar complacencia, pasividad, menor crecimiento y más pobreza.

En vez de vaticinar el fin del capitalismo, los presidentes latinoamericanos deberían trabajar para hacer a sus países más competitivos.

viernes, 20 de febrero de 2015

Así Desunidos No Avanzamos

OPPENHEIMER: Los estados desunidos de Latinoamérica

02/18/2015 7:03 PM 
 02/18/2015 
Mientras que los presidentes latinoamericanos se reúnen casi todos los meses en cumbres que por lo general terminan con grandes promesas de aumentar drásticamente la integración económica, varios informes que han pasado casi desapercibidos pintan un panorama muy diferente: muestran que el comercio intra-regional está cayendo.
Un informe publicado en enero por la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), un grupo formado por la mayoría de naciones sudamericanas y México, dice que el comercio entre sus países miembros se ha reducido en más de un 17 por ciento en los últimos tres años, y que la últimas cifras de diciembre del 2014 confirman una continua “tendencia a la baja”.
Otro informe anterior realizado por el Ministerio de Defensa del Reino Unido es aún más dramático. Dice que “es probable que América Latina y el Caribe permanezcan políticamente y económicamente fragmentados” durante las próximas tres décadas, “con países individuales persiguiendo relaciones bilaterales en lugar de formar un sólido bloque unificado”.
El informe titulado “Tendencias Estratégicas Globales hacia 2045”, y disponible en internet, afirma que “es probable que la región seguirá siendo una comunidad de países no muy unidos en lugar de convertirse en una entidad federal institucionalizada”.
Añade que “mientras que es probable que las organizaciones subregionales como la CELAC, la CARICOM y el MERCOSUR continúen, es poco probable que se conviertan en instituciones poderosas, y unificadas. Esto hace probable que las relaciones con actores externos se llevarán a cabo de manera bilateral”.
En otras palabras, los analistas militares británicos predicen que los países latinoamericanos, especialmente los miembros del bloque comercial sudamericano de Mercosur, que prohíbe a sus miembros firmar individualmente acuerdos de libre comercio con Estados Unidos, la Unión Europea u otros bloques externos, pronto se quitarán las ataduras y perseguirán sus intereses nacionales mediante la firma de acuerdos comerciales bilaterales con potencias extra regionales.
Esto significaría que eventualmente muchos países latinoamericanos comenzarían a reconsiderar su decisión del 2005 en la IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata, Argentina, de rechazar formalmente la idea de un Área de Libre Comercio de las Américas.
En ese momento, Brasil, Argentina y Venezuela se envalentonaron por el aumento de los precios mundiales del petróleo, la soja y otras exportaciones de materias primas, que los enriquecieron de un día para otro. Creían que las materias primas reinarían para siempre.
Pero ahora que los precios mundiales de las materias primas se han derrumbado — el petróleo ha caído más de un 50 por ciento en los últimos seis meses —, los miembros de Mercosur están sintiendo el impacto. Hay crecientes presiones dentro del país más importante de Mercosur, Brasil, para cambiar las reglas del bloque y permitir que los países miembros puedan firmar acuerdos de libre comercio con quien quieran, incluyendo Europa y Estados Unidos.
Las exportaciones de Brasil a Argentina, por ejemplo, han caído en un 35 por ciento en el último año y medio, según las cifras de la ALADI. Otros miembros como Uruguay y Paraguay están aún más ansiosos por firmar acuerdos de libre comercio con socios extra regionales.
Pero, en lugar de abrir sus economías entre sí y negociar conjuntamente con el resto del mundo, la mayoría de los presidentes latinoamericanos — especialmente los de Venezuela, Argentina, Ecuador y Bolivia — están engañando a sus pueblos con cuentos de hadas según los cuales la región está cada vez más integrada.
De hecho, según datos de las Naciones Unidas, el comercio interregional de América Latina es de apenas el 19 por ciento de su comercio en todo el mundo, en comparación con Asia que está en un 40 por ciento, y Europa con más del 60 por ciento.
Mi opinión: América Latina tiene una sopa de letras de instituciones regionales dedicadas parcialmente o totalmente a promover la integración (CELAC, UNASUR, MERCOSUR, ALADI, SICA, SIECA, el ALBA, AP, CARIFTA, CARICOM, CAN, y la OEA son sólo algunos de ellas). Algunos bloques, como Unasur, funcionan como sociedades de protección mutua para regímenes represivos, como se vió tras las protestas que dejaron 43 muertos en Venezuela el año pasado.
Ahora que el auge de los precios de los productos básicos se terminó, es hora de fusionar la mayoría de estos bloques, especialmente el alicaido Mercosur con la mucho más eficiente Alianza del Pacífico — integrada por Chile, Perú, Colombia y México — e iniciar negociaciones conjuntas con las economías más grandes del mundo.
Los vientos políticos están cambiando. No sería de extrañar que quien sea electo presidente de Estados Unidos en el 2016 reflote la idea de un Área de Libre Comercio de las Américas (con otro nombre, por supuesto) para aquellos que estén dispuestos a participar. Y no sería raro que el nuevo presidente — o la nueva presidenta — lo haga a petición de varios países latinoamericanos.

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domingo, 15 de febrero de 2015

La Pasada - es forma de combatir la desigualdad en Chile ?

Un chico demasiado listo

La renuncia de Sebastián Dávalos no es suficiente, pues falta lo más importante: la transparencia que prometió el Gobierno.

por Andrés Benítez - La Tercera 14/02/2015

Pudo haber sido cualquier cosa, pero le gustan los negocios. Una maldición para la familia. Intentos de redimirlo hubo. Estudió Ciencias Políticas, lo pusieron a trabajar en la campaña y terminó instalado en La Moneda, en la oficina de la Primera Dama. Pero nada de eso sirvió.

Al hijo le gustan los negocios. Peor aún, las pasadas, esas donde uno gana mucho haciendo nada. Crear proyectos o empleos no es lo suyo. Encontrar un dato, comprar barato y vender caro es el nombre del juego. Y si para aquello hay que usar un poco de influencia, como reunirse con el dueño del banco, no hay problema. Un llamado basta. Para algo son los contactos, el poder. Y si así se puede ganar más de dos mil millones de pesos, entonces el esfuerzo vale la pena.

Eso hasta ayer, cuando tuvo que renunciar. La presión era insostenible. Se había quedado solo. Leyó un breve comunicado, donde si bien pidió disculpas y señaló que no ha cometido ningún ilícito, en nada aclaró lo sucedido. Nunca se refirió al conflicto de interés, al abuso de poder e influencias que representó la operación.

Por eso, este es un caso que sigue abierto, pese a que dio un paso al costado. La situación de Sebastián Dávalos es devastadora para la Nueva Mayoría. De alguna manera representa todo lo que han criticado a la derecha, a los empresarios y a todos aquellos que se oponen a su visión del país. “Es un ejemplo de las desigualdades que se viven en el país. Por eso estamos luchando con emparejar la cancha para todos”, no dudó en decir el ministro de Hacienda subrogante al referirse al caso.

Claro, nunca nadie imaginó que el ejemplo iba ser el propio hijo de Bachelet. El silencio de la Presidenta es, de seguro, indignación. Con su hijo y con los que hoy lo critican, esa condición natural de la madre que quiere ser firme, pero que también debe acoger. No lo puede abandonar ahora que todos lo atacan. Pero tuvo que actuar, porque al final ella es la Presidenta y se debe al país. Aunque duela.

Quizás ahora piense que no debió ser tan dura con los empresarios, metiéndolos a todos en el mismo saco. O que se le pasó la mano al demonizar el lucro, incluso cuando es legítimo. O de acusar permanentemente a sus opositores de tener conflictos de interés. Pero aunque sea así, ya era tarde. El daño estaba hecho, y sus socios no estaban dispuestos a bancarse el costo de mantenerlo en La Moneda. Así las cosas, tuvo que ceder.

Viene un camino duro. No basta que el hijo renuncie. Quedan demasiadas preguntas abiertas y la presión no bajará hasta aclarar los hechos. Falta lo más importante: la trasparencia que prometió el Gobierno. Y la teoría del empate que ya intentaron ayer algunos oficialistas, no funcionará como tampoco le resultó a la UDI.

La gente quiere claridad en este y otros casos. Si no es así, esto será siempre una sombra para la Presidenta. Cada vez que hable de inclusión, de terminar con los privilegios, de emparejar la cancha, le recordarán lo sucedido. Que tiene tejado de vidrio. Puede que no sea su culpa, pero es la madre, y que el chico le salió listo, demasiado listo, es algo que es claro para todos.

lunes, 2 de febrero de 2015

Energía Nuclear en Chile - Atrevida Solución.

¿Qué pasó con la opción de la energía nuclear en Chile?
Generadoras, Colegio de Ingenieros y expertos piden completar estudios pendientes antes de descartar su uso. Jorge Zanelli, que en 2007 elaboró informe para Michelle Bachelet, prepara nuevo reporte sobre el uso de esta energía.
por Carlos González Isla, via La Tercera.

 En noviembre, el mundo aplaudió el histórico acuerdo entre China y EE.UU. para reducir los gases de efecto invernadero que generan el cambio climático y del que ambos países son responsables del 45% del total mundial. 
Una señal potente ad portas de un nuevo acuerdo global que reemplazará al Protocolo de Kioto y que busca evitar que la temperatura suba más de 2 °C a fines de este siglo. En el acuerdo, China se comprometió a generar el 20% de su energía a través de fuentes limpias al 2030. 
Lo que no informó es cómo alcanzará esta meta, pero a fines de diciembre el gobierno anunció el incremento en el uso de la energía nuclear sumando 28 nuevos reactores nucleares a los 23 que hoy posee. 
Chile exploró hace algunos años la posibilidad de invertir en este tipo de generación eléctrica, pero la fuga radioactiva de Fukushima en Japón, tras el terremoto y maremoto de 2011, aplacó cualquier intento por volver a poner el tema en agenda. Según el físico Jorge Zanelli, quien presidió la comisión que exploró el uso de esta energía durante el primer gobierno de Michelle Bachelet, el evento de Fukushima fue la excusa perfecta para no insistir en la exploración de su uso (ver entrevista en pág. 4). Hoy, varios actores concuerdan con continuar los estudios en torno a este tipo de energía antes de descartarla. Ambientalistas y algunas ONG, en tanto, se oponen a una medida de este tipo.


  CONTROVERSIA 

 René Muga, vicepresidente ejecutivo de la Asociación Gremial de Generadoras de Chile -que integran firmas como Endesa, AES Gener y Colbún- es parte del comité consultivo de Energía 2050, instancia de planificación participativa para la política energética de largo plazo que coordina el Ministerio de Energía y que concluirá en abril de 2016.
A su juicio, en este proceso de discusión “todas las opciones deben ser evaluadas”. Advierte que el consumo eléctrico en Chile se duplicará antes de 15 años, lo que requiere incorporar unos 700 megawatts (MW) anuales de energía. “Ello implica más capacidad si la tecnología tiene un factor de planta menor. Por ejemplo, 1 MW de capacidad instalada termoeléctrica no es lo mismo en energía que 1 MW solar, pues esta última no es capaz de producir todas las horas del día”, dice.
 Por ello, cree que no es razonable que se descarte la opción nuclear sin estudios que así lo concluyan, análisis compartido por Juan Antonio Guzmán, presidente del Comité Eléctrico de la Sofofa. “Chile de ninguna manera puede abandonar que se estudie y se planifique más adelante la energía nuclear”, dijo a La Tercera en diciembre pasado.
 Matías Asun, director de Greenpeace Chile, dice que avanzar en estudios sobre energía nuclear sería de una “miopía gigantesca”, toda vez que el país se ha comprometido a potenciar las energías renovables no convencionales (ERNC), como la eólica y solar, que han probado ser rentables. La ONG ha participado de las conversaciones de Energía 2050, pero miran con recelo el proceso. “Si existiera la construcción colectiva de una agenda, el proyecto hidroeléctrico de Alto Maipo no existiría”, afirma.
 La directora de la ONG Chile Sustentable, Sara Larraín, dice que que el país dio vuelta la página en esta materia y que países como Alemania ya anunciaron que apagarán sus centrales. “El desarrollo nuclear no tiene ningún futuro en la planificación de largo plazo en la política eléctrica. De hecho, el tema no figuró en ninguno de los programas de gobierno, ni en la actual agenda de energía de comienzos del gobierno de Michelle Bachelet, y en ninguna de las mesas de diálogo sobre el desarrollo energético al 2050, que está desarrollando el Ministerio de Energía”, dice la ex candidata presidencial.
 Desde el Ministerio de Energía señalan que en la primera etapa de Energía 2050 han participado más de 3.500 personas y se han realizado más de 100 talleres de trabajo y encuentros ciudadanos en todo Chile. Está siendo apoyado técnicamente por 10 universidades a lo largo del país, con la presencia de 250 académicos. “En estos encuentros, algunos participantes han planteado la opción de considerar el tema nuclear en la discusión”, reconocen desde el organismo.


 LICITACIONES EN CARPETA 

 Durante el primer gobierno de Bachelet, Chile optó por explorar la opción nuclear a través de la Comisión Zanelli (2007) y del Grupo Consultivo Nuclear (2010). A partir de los resultados de estas instancias, el Grupo de Estudios en Nucleoelectricidad de la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN) diseñó tres propuestas de licitación.
Sin embargo, en 2013, bajo el gobierno de Sebastián Piñera, el Ministerio de Energía, del cual depende el organismo, frenó cualquier avance.
 En total, existen tres licitaciones en la carpeta de la Comisión Chilena de Energía Nuclear, desde el año pasado: una es para analizar las condiciones geográficas, medioambientales y humanas para la posible ubicación de centrales nucleares.
La otra es para evaluar las tecnologías de reactores disponibles y criterios para su selección; y una tercera, es para estudiar el posible diseño de un programa de información pública respecto a la materia. “Es un tipo de energía que obviamente genera controversia, no cabe duda”, dice Jaime Salas, ex director ejecutivo de la CCHEN, que aclara que las licitaciones eran para incrementar el nivel de conocimientos y no para implementar un programa nuclear.
 Consultados por el tema, el Ministerio de Energía dijo en diciembre a este medio que no reactivará ninguna licitación porque “no forma parte de la Agenda de Energía del gobierno”. Los elementos más controvertidos de esta tecnología son los desechos y el riesgo de accidentes. Pero Salas dice que la industria nuclear, a diferencia de otras, sabe dónde están sus residuos y cómo almacenarlos, y que la accidentabilidad es baja si se considera que existen 400 reactores en el mundo.
 Sobre Fukushima, explica que efectivamente aplacó muchos programas nucleares, pero asegura que ese fenómeno está cambiando porque hoy existen 72 nuevos reactores nucleares en construcción en el mundo. Claudio Tenreiro, decano de la Facultad de Ingeniería de la U. de Talca, y ex miembro de la Comisión Zanelli, es partidario de sumar la parte final del ciclo nuclear -los residuos- a los estudios que decida realizar el país. “Se debería trabajar fuertemente en el análisis permanente de los costos de generación de energía de base nuclear, incluyendo el más estricto manejo de residuos nucleares.

Recomiendo que se hagan estos estudios sin temor a lo que arrojen. A lo único que se le debe temer es a no saber”. Agrega que los problemas convencionales de la energía nuclear no pasan por la sismicidad o seguridad, sino por la confianza en que se trabajará con los mejores y más altos estándares de ingeniería. “Desde el diseño, la construcción, operación y disposición final, se darán garantías de su manejo seguro. De ahí la importancia de realizar otros trabajos que entreguen informaciones sobre el estado del arte en estas nuevas tecnologías. Se podría pensar en sistemas de generación nuclear distribuidos, en oposición a grandes centrales en uno o dos puntos del país”, explica Tenreiro.
 Gonzalo Torres, presidente del Comité Nuclear del Colegio de Ingenieros, dice que Chile tiene que estudiar la nucleoeletricidad, aunque sea para descartarla. “No se puede no analizarla, es una decisión equivocada”. Torres agrega que actualmente trabajan en un documento en el que ilustrarán cuáles son los requerimientos en caso que el país quiera abordar un programa nuclear. “Lo que no se puede hacer es descartarla en forma dogmática”, afirma el experto del gremio de los ingenieros.