sábado, 8 de agosto de 2015

CORRUPCIÓN, la explicación de todos los problemas

Entrevista al analista Moisés Naím:

"La corrupción se ha vuelto la explicación de todos los problemas en muchos países"
El economista venezolano apuesta por una América Latina donde los Mandatarios no sean reelegidos, para evitar que concentren poder y se perpetúen modificando leyes.

 
   
En momentos en que los escándalos de corrupción remecen a varios países latinoamericanos, el analista internacional Moisés Naím comenta a "El Mercurio" que la región está abordando de manera equivocada el problema, buscando a funcionarios honestos en vez de establecer una institucionalidad que dificulte las malas prácticas.

Previo a su visita a Chile -donde el jueves 13 participará de la conferencia organizada por el Bci "Crisis de Confianza y Bajo Crecimiento, ¿cómo salir de la trampa?"- el economista venezolano, autor de "El fin del poder" y ex editor de Foreign Policy, dice que espera que países como Chile reclamen al Presidente de su país, Nicolás Maduro, un proceso electoral democrático, de cara a las parlamentarias de diciembre.

-¿Por qué hoy se ve tanta corrupción?, ¿hay más que antes?

"La corrupción no se puede medir, porque es siempre secreta y lo único que se puede medir es la percepción de la corrupción -que es subjetiva- y los casos que son llevados a juicio. Lo que no hay duda es que la tolerancia a la corrupción ha disminuido.

En muchos países de América Latina había una coexistencia pacífica con la corrupción. Era aceptada como un hecho inevitable de la vida en sociedad y del gobierno, que era parte de la naturaleza humana, política y empresarial. Esto ha cambiado y ha terminado esa coexistencia. Hay pueblos más indignados y más dispuestos a salir a la calle a reclamar para denunciar la corrupción".

-¿Por qué hay menos tolerancia?

"La crisis económica tiene mucho que ver. En la medida que las condiciones de todo el mundo se vuelvan más difíciles, es más indignante para la gente que otros estén lucrando de dineros colectivos. Y, por supuesto, hay más ruido sobre esto, gracias a las redes sociales.

La corrupción tiene distintas etapas. Primero, estalla el escándalo con personas de alto perfil. Etapa dos: hay una masiva cobertura mediática del caso, lo cual nutre la rabia de la gente. Tercero: el escándalo persiste y pasa al Poder Judicial que en todos los países es lento y en algunos -no es el caso de Chile- es corrupto. Y ahí muere. Pocas veces estos escándalos siguen teniendo la potencia mediática por largos períodos. Ocurre que la sociedad comienza a buscar el legendario hombre o mujer honesta, donde la rectitud moral comienza a ser un requisito importante para tener apoyo popular. Eso distrae la atención hacia las instituciones y las reglas que permiten que haya corrupción e impunidad. Es más importante construir instituciones que desincentiven la deshonestidad, que hagan difícil la corrupción y, cuando exista, sea fácil de detectar y de penalizar".

-¿La ola de impopularidad de los presidentes de la región tiene relación con la corrupción?

"Correcto, pero también tiene que ver con la declinación de la situación económica. Estos son países que vienen de un período de mejores condiciones. De crecimiento, aumento del empleo, aumento del salario real y mejoras en programas sociales. Todo esto está bajando y hay un ánimo de frustración. Cuando a eso le añades que los ricos y políticos se están robando el dinero de todos, es natural que aumente la rabia con los que están a cargo del país".

-Da la impresión de que los países se desgastan mucho tratando de solucionar estos problemas de corrupción cuando el foco debiera ser otro.

"Por supuesto, y lo que está pasando en muchos países es que la corrupción se ha vuelto la explicación de todos los problemas. Entonces la receta es la lucha contra la corrupción. ¿Y cuál es la medicina? Poner gente honesta en los cargos. Pero eso no es cierto. Muchos de los problemas que tenemos en América Latina con la educación, infraestructura y con inestabilidad financiera tienen que ver con malas políticas públicas, que no se van a solucionar simplemente poniendo a cargo al legendario hombre o mujer honesta.

En los años 90 hubo una gran ola, parecida a esta, de rechazo contra la corrupción, porque hubo muchos escándalos. Y los principales paladines que aparecieron como los hombres que iban a solucionar la corrupción se llaman Vladimir Putin, Silvio Berlusconi y Hugo Chávez. Son ejemplos de que la receta de buscar el hombre luchador anticorrupción, populista, que va a limpiar el país y restituir la ética, es una apuesta muy peligrosa".

-¿Cuáles son las alternativas en países donde los políticos están desprestigiados?

"El tema más grave que hay en América Latina no es la corrupción en la conducción del gobierno, que es muy grave. Una amenaza mucho peor es la corrupción en el financiamiento de las campañas electorales.

En América Latina las campañas están siendo financiadas por robos al Estado, a dineros públicos, por narcotraficantes o por las peores oligarquías políticas y empresariales, que a través de su dinero están logrando perpetuar en el poder a sus agentes".

-¿Y por qué esa corrupción es más corrosiva?

"Porque el mejor antídoto ante la corrupción es la democracia y esta es socavada cuando su esencia -la expresión del voto- es manipulada por el dinero malintencionado, que entra en cantidades masivas a la política".

-¿Qué le parece que Colombia volviera a limitar la reelección?

"Soy partidario de que un Presidente tiene que tener un período de seis años, sin reelección. Las reelecciones en América Latina son nefastas y son una práctica que hay que acabar".

-¿Por qué afuera de América Latina no es nefasto?

"Porque hay instituciones más fuertes, porque la posibilidad de utilizar el poder de la Presidencia para volver a ganar y perpetuarse y para cambiar leyes, es mucho más difícil cuando hay instituciones fuertes. En América Latina se ha desarrollado el deporte de cambiar la Constitución para concentrar poder en la presidencia y para perpetuar a los presidentes".


"Samper está desprestigiado"

   
"Mi esperanza es que países como Chile alcen la voz y exijan del gobierno de Venezuela que no siga prohibiendo a candidatos muy populares que puedan ser elegidos, que no prohíba la observación internacional de las elecciones (legislativas de diciembre), y que no utilice de manera abusiva los recursos del Estado para garantizar la elección de sus candidatos", dice Naím. "El silencio de Chile ha sido muy triste para los venezolanos". El analista agrega que no confía en la Unasur como organismo observador, la única entidad invitada a monitorear las elecciones. "Nunca ha hecho observación electoral. El ex Presidente colombiano (Ernesto) Samper está completamente desprestigiado en Venezuela y en Colombia. Él llegó a la Secretaría General con el apoyo del chavismo y de Maduro. Nadie cree que la Unasur puede ser un organismo objetivo e independiente y, en muchos sentidos, es un apéndice de los gobiernos del Alba. No hay que olvidar que Samper es muy cuestionado en América Latina".

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